viernes, 12 de febrero de 2010

El show de David Copperfield detrás del escenario

Allá por el mes de noviembre de 1998, vimos por primera vez en nuestro país a David Copperfield. Le vimos volar, vimos a parte del público desaparecer y cómo una flor de papel se convertía, de repente, en una rosa natural.

Cerca de 2 horas ininterrumpidas con un espectáculo que intrigó, sorprendió, divirtió y fascinó continuamente a la audiencia. Un espectáculo en el que el truco más sorprendente parece muy fácil y donde todo se desarrolla sin estridencias y sin fallos.

Para hacer esto posible, los espectáculos de David Copperfield cuentan con un gran equipo de profesionales, una técnica innovadora y años de trabajo.


Son necesarios 3 días de montaje para poner en pie un escenario de 30 metros de boca por 15 metros de profundidad, al que flanquean 2 grandes pantallas de vídeo de 30 metros cuadrados cada una. 40.000 vatios de sonido Meyer Sound System, 250.000 vatios de luces, que incluyen focos móviles de última generación que Copperfield trae directamente de EE. UU. 6 proyectores de vídeo y 4 cámaras de televisión que transmiten el show en su totalidad y hasta en sus más mínimos detalles. Una sofisticada puesta en escena que requiere 200 metros lineales de estructura de aluminio volada.

La necesidad de oscuridad total durante el espectáculo hizo necesario cubrir en su totalidad los locales (Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid y Palau Sant Jordi de Barcelona) con más de 3.000 metros cuadrados de tela negra opaca.

David Copperfield viajó a España con un equipo técnico de 70 personas que le acompañaron en su gira europea e hicieron posible la puesta en marcha de esta macroproducción de 9 tráileres. A este equipo en gira hay que sumar el personal necesario en cada ciudad, que alcanza las 300 personas diarias entre equipo de producción, técnicos, locales, personal de carga y descarga, servicio de cáterin, transportes internos y seguridad. Todo el personal involucrado en la producción y que tenga acceso al backstage o al escenario está obligado a firmar un contrato de confidencialidad. Una medida necesaria después de las famosas filtraciones a la prensa de alguno de sus colegas.

El famoso mago viaja, además, acompañado de sus colaboradores más próximos: 12 personas entre las que se cuentan su mánager, su jefe de prensa, varios expertos informáticos y 2 magos con los que trabaja en estrecha colaboración para elaborar nuevos trucos. El proceso creativo es largo y constante. En cuanto surge la idea de un nuevo truco, David Copperfield se pone en marcha con sus colaboradores para idear las posibles soluciones a los imposibles que se plantean. Cualquier sitio o momento es bueno: entre actuaciones, en los camerinos, en el hotel...

Con la ayuda de la informática se lleva a cabo una primera puesta en escena teórica. Más adelante, Copperfield hace los primeros ensayos en vivo en su local de Las Vegas: un "hangar" que alberga asimismo su museo de la magia. Una vez pulidos todos los detalles y conseguida la escenografía y los medios técnicos necesarios, el truco se presenta en directo.

Desde que surge la idea hasta su presentación, pueden haber pasado meses o incluso años, como en la desaparición de la Estatua de la Libertad.

En su primera visita a España, David Copperfield trajo un espectáculo nuevo que se presentó por primera vez en público en Alemania a finales de octubre de 1998. El espectáculo incluía una de sus ilusiones más conocidas: "Flying", en la que Copperfield vuela libremente por todo el escenario. Pero fundamentalmente, se trata de un espectáculo interactivo en el que el público participa constantemente: cualquier espectador puede vivir la experiencia de realizar un truco de magia en directo, o puede ser la persona elegida para volar con el famoso mago.


Copperfield baja al escenario y se mezcla con el público en algunos trucos. Y para que todo el mundo pueda seguir el espectáculo en detalle, un circuito cerrado de televisión va emitiendo primeros planos de lo que ocurre en las pantallas laterales del escenario.

Tampoco el idioma supone ningún problema. A Copperfield le gusta hablar con su público y hacerlo partícipe del espectáculo. Varias semanas antes de las representaciones de Madrid y Barcelona, un traductor español estuvo trabajando con el famoso mago: no se trata de una mera traducción, la idea es conseguir una estrecha colaboración, una interpretación lo más fidedigna posible del estilo y el humor (siempre presente en sus espectáculos) de David Copperfield.

(Fuente: www.dirac.es/sei/dc.htm)